jueves, 16 de junio de 2011

Ana Obregón inaugura el verano.




¡Ya ha llegado el verano! Como casi todos los años nuestra musa estival, la reina del trikini, la sirena de las orillas ibicencas y mallorquinas, nuestra genial e inigualable "Anita Obregón", da el pistoletazo de salida a un nuevo verano, cada vez nuestra singular musa veranil se tapa un poco más ( se notan que los años pasan y Anita va entrando en razón), y a pesar de contar con "cincuenta y pocos" (jijiji) se muestra estupenda, bronceada y con sus inigualables piernecitas.

Este año una marca de píldoras milagro, ha querido mediante contrato y con carteles anunciantes no privarnos de un clásico y...¿Qué quieren qué les diga? Les alabo el gusto. Aunque estamos en tiempos de crisis, de agobios económicos, todos tenemos derecho a disfrutar, veranear o por lo menos soñar con una playa paradisíaca o al menos algo parecido, aunque ello signifique una playa atestada de señoras sobradas de kilos con las sombrillas, los niños que no paran de corretear y salpicarnos de arena a su paso, los 50 ctm por 1´80 de espacio para nuestra toalla pegada justo al vecino con la espalda más peluda que un gorila, los olores  de los tuperwares con los filetes de ternera empanaos recocidos por el caló, las ensaladillas y los bocatas de tortilla de patatas, porque este año no nos llega ni para el bocata de jamón.

Yo hace unos años, antes de esta mísera crisis, un verano pude viajar a Ibiza y una tarde de agosto que fui a conocer la playa de las Arenas, me encontré allí mismo "in situ" el posado del verano, la mismísima Anita Obregón, a pie de orilla, tenía hamaca alquilada y figuraba tal como lo hace hoy de pie en la orilla, bien estiradita para que todos nos sintiéramos afortunados de nuestra visita a la playa ibicenca, como si promocionara y tuviera un Photocall ahí mismo ,detrás entre las olas, alzado solo para ella.



De eso hace 5 años y nos hicimos una foto para recordar ese momento, cual souvenir comprado en cualquier localidad, yo ese verano me traje de Ibiza el posado de la Obregón y yo en trikini, cual sirenas estivales.


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