Los rayos de sol asomando por la rendija de la persiana no eran suficiente motivo para despertar, la pesadez de los ojos le resultaba como si losas de plomo colgasen de las pestañas y le fuera imposible abrirlas. El sueño le había resultado poco reparador y al dar la vuelta en la cama se dio cuenta que ya estaba sola. Juan se había ido de casa y prácticamente no lo había sentido ni al despertar solo el vago recuerdo de un beso en la mejilla y un ¿Te paso a recoger a las 5?. Era lo único que alcanzaba a recordar junto a la fragancia del after shave.
Ya en pié, decidió ducharse. El agua tardaba en salir tibia, graduó la temperatura y poco a poco con pereza introdujo su cuerpo en la ducha, pensándolo hasta 3 veces. Una vez sintió el chorro del agua caer sobre el cuerpo aún entumecido del sueño, se relajó y dejó llevar por el correr del agua y el olor del gel de "Sephora".
Aún con el cabello húmedo, se preparó un café con leche, ojeó la publicidad y decidió el conjunto que iba a ponerse ese día. Pantalón crema de "Zara" con chaqueta a juego, el toque más distintivo lo daría con la blusa de gasa color azul marino que le regaló Juan en su último cumpleaños, los zapatos marino de ante de "Louboutin" eran la mejor opción para resultar perfecta para esta ocasión.
Tenía que presentar un evento para Stardust TV and Publicity", cadena nueva en España y con múltiples productos que ahora se aventuraba a competir en Europa. En Estados Unidos es una de las cadenas por cable con mayores índice de audiencia, llegando a tener picos comparables a ABC o CBS compitiendo a buen nivel en todas las franjas horarias.
No se maquilló, al fin y al cabo les facilitaba así el trabajo a los maquilladores y peluqueros. Se apresuró a recoger en su viejo bolso de piel color cámel, las llaves, móvil, gafas de sol, cartera, los apuntes de presentación y su neceser de bolso. Cerró la puerta y bajó las escaleras rápida y sin mirar atrás.
Eran las 10 a.m., Juan, llevaba ya dos horas en la oficina y debía presentar una campaña dentro d e48 horas. El tiempo discurría lento y su mente estaba completamente en blanco, eso le daba ánimo a que en cualquier momento la bombilla se encendería y aparecería la idea perfecta. Al fin y al cabo, pensó... ¡No podía ser tan difícil sacar algo jugoso a un pintalabios! ¿Jugoso? ¿Pintalabios? Miró a su alrededor y se fijó atentamente en los labios de sus compañeras y sus labios perfectamente maquillados. No le llamó especialmente ninguna boca o color, pero sí sus gestos nerviosos y sus movimientos al hablar que les conferían una imagen un tanto grotesca.
Recordó los labios de Ana cuando anoche los besó en sueños, eran húmedos y jugosos con un ligero olor a moras. Hacía muchos días que no despertaba al lado de ella en esas condiciones y solo de recordarlo le hacía sonreír de manera un tanto provocadora y a la vez con cierto recelo de que alguien pudiera leer sus pensamientos. Lo soñado le había parecido tan real que habría jurado una y mil veces haberlo vivido.
Tras dos minutos minutos más de ensoñaciones decidió salir a la calle a por un café Frapuccino de "Starbucks", para refrescar la cabeza y ventilar las ideas que ahora le venían en tropel.
Necesitaba ponerlas en orden.
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