miércoles, 20 de abril de 2011

Juan & Ana .4. La miel en los ojos



Se contempló ante el espejo, realmente el maquillador había hecho un gran trabajo, resaltó sus ojos de una manera que ella nunca habría sabido hacerlo. El iris color miel resaltaba con una tenue sombra oscura que le daba mayor profundidad, dando un protagonismo especial a su mirada. Aparecía radiante y ese era su objetivo para que nadie notara la desdicha que cada día veía en sus ojos al mirarse en el espejo. Decidió dar por terminada la sesión de belleza y acercarse a buscar a Jorge, su compañero de trabajo además de fiel amigo desde el instituto.

Jorge era el típico listillo de la clase, gracioso y muchas veces algo sabiondo, que trataba de ridiculizar a los más mediocres y los más débiles de carácter eran objeto de sus burlas y su genio un tanto despiadado. Los años lograron dulcificar sus modos y seguramente la influencia de Ana en él tuvo mucho que ver. Jorge, siempre respetó a Ana de las mofas y gracietas, quizá porque sabía o intuía que con ella no podía resultar victorioso. Ella era una joven concentrada básicamente en sus estudios y no se dejaba impresionar por o personas dadas a las excentricidades. Solo una vez Ana, tuvo que pararle los pies. Cursaban tercero de carrera juntos y en la fiesta de fin de curso, él, había tomado varias copas de más... Se abalanzó sobre Ana, trató de besarla,, ella ni corta ni perezosa le asestó un bofetón que hizo que Jorge se diera cuenta del gran error que había cometido, casi de inmediato él se disculpó, ella poco tiempo después le perdono y nunca más volvieron a mencionar el tema.

Ana adoraba a su amigo, fue uno de los testigos de su boda y probablemente uno de los pocos que conservaba de su juventud. Trataba de presentarle chicas, conocidas del medio guapas e inteligentes, a pesar de que él se las arreglaba muy bien solito. a lo mejor no con el tipo de mujer que llevarías a casa de tus padres a comer un domingo, pero ahí ella poco podía objetar. Quería lo mejor para él y si eso era lo que él quería, ella le respetaba.

Jorge también la adoraba, pero no de la misma forma que ella. Nunca sería capaz de interponerse en su relación con Juan, de hecho eran buenos amigos y había conseguido incluso un cierto grado de camaradería. Sabía que ese amor que sentía por ella estaba destinado a vivir solo en él, en soledad.

Cuando Ana dio con Jorge, este, ya estaba en la plataforma subido, ultimando los últimos detalles con los técnicos de iluminación para que no fallara ni un solo detalle de la puesta en escena de este nuevo proyecto que les habían acometido, por el que probablemente si todo marchaba como tenían previsto, después de esa presentación habría muchos más eventos de esa cadena de los que podrían hacerse cargo. Y los americanos pagaban bien y de manera sustancial si las cosas funcionaban como debían.
Faltaba aún hora y media para dar comienzo la presentación, Ana previsora y meticulosa hasta la extenuación ya había repasado el guión al menos cinco veces en la sesión de peluquería y maquillaje, así que aceptó la invitación de Jorge de ir a comer con él y el representante de "Stardust TV and Publicity" en España.
Jorge y Ana puntuales a la cita estaban ya sentados en la barra esperando al americano, disfrutando de unas bolas esponjosas de camarones con un vino joven de Rioja que les estaba impacientando el estómago.

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